¡El lenguaje simple es nuestro derecho!
Nos permite ejercer nuestro derecho del acceso a la información y a la comunicación.
Busca que el mensaje que se está comunicando, sea comprendido por la mayor parte de las personas.
Cuida que se use el número de palabras necesario.
No elimina palabras difíciles, pero sí, agrega explicaciones claras, ejemplos y recursos de apoyo, como imágenes, videos y audios.
Usa palabras cotidianas y populares, como se hace en nuestro barrio o comunidad.
Busca generar confianza en las personas y no dar poder a quien está expresando el mensaje.
Lo usamos desde la ternura radical y sin mucha casaca.